Adivinación y brujería en nuestro México antiguo

Adivinación y brujería en nuestro México antiguo

La gran riqueza de nuestro país es atribuida mayoritariamente a nuestros antepasados quienes se encargaron de enseñarnos gran cantidad de conocimientos: gastronómicos, medicinales e incluso aquellos que tienen que ver con la brujería y adivinación.

En México se tienen una gran cantidad de mitos y creencias, algunos atribuidos a la brujería, y no es de extrañarse que nuestros antepasados tengan mucho que ver.

Para los nahuas la adivinación, hechicería y brujería eran consideradas un regalo de los Dioses para la humanidad. Las deidades reputadas como hechiceras: Tezcatlipoca Negro, Quetzalcóatl, Huitzilopochtli, Tláloc y Ehécatl, también considerados los dioses creadores, eran quienes daban y determinaban quien tendrían el don para hacer el bien o el mal, de acuerdo al día de nacimiento.

Los nacidos en el día Uno lluvia (Ce Quiahuitl) serían destinados a ser brujos, adivinar mediante la invocación de los espíritus muertos y ser engañadores.

En cambio, los nacidos en el día Uno viento (Ce Ehecatl) también podían adivinar invocando a los espíritus muertos pero la diferencia era que ellos tenían el poder transformarse en animales (nahual). Y en caso de ser mujer, seria una bruja aquellas que de noche se arrancaban las piernas y se ponían alas de petate para volar.

Algunas de las técnicas de adivinas qué utilizaban eran:

 Adivinación con maíz

Frente al enfermo, con un poco de copal prendido en una vasija de barro, murmurando oraciones, se arrojaban 33 granos de maíz sobre una camisa de mujer. Si la dirección de los granos apuntaban al este el enfermo sanaría, de lo contrario estaría destinado a morir.

Adivinación con cuerdas 

El adivino hacia diferentes nudos a lo largo de la cuerda y después se la ponía, si los nudos se deshacían fácilmente el enfermo sanaría, pero si por el contrario los nudos se afirmaban más aumentaría la enfermedad o moriria.

Adivinacion en el agua

Contaba de Poner la cara del enfermo frente a a una jicara con agua, si la cara se veía oscura en el agua se temía lo peor, pero si se veía con claridad la enfermedad no era grave.

Sabemos que la cantidad de mitos en nuestro país es enorme, y que tratar de entenderlos o encontrar el origen de cada uno de ellos nos sería imposible, sin embargo, saber un poco más sobre nuestras raíces nos da la oportunidad de entre un poco más sobre nuestra hermosa y basta cultura mexicana.