MAL AUGURIO Guacamole

Nacido en las entrañas del taller Nahualcalli, Mal Augurio es una pieza única de arte contemporáneo con alma ritual. Esta figura fue completamente diseñada y elaborada a mano por los miembros del taller durante un proceso de cuatro meses, cuidando cada detalle desde el primer boceto hasta la última pincelada.

No es solo un juguete: es un símbolo. Un pequeño diablillo surrealista que encarna la intuición, la premonición y el misterio de lo que aún no se ha revelado

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Dicen que antes de que algo malo ocurra, no suena una alarma… suena un susurro. Una grieta en la pared. Un cuervo que no debería estar ahí. El viento soplando desde donde no hay puertas. A veces no lo notas. Otras veces… lo ves. Es pequeño. Ágil. Hecho de humo viejo y restos de superstición. Su nombre es Mal Augurio. No es malo. Pero tampoco es bueno. Es el que llega antes. El que anuncia. El que apunta con el dedo a lo inevitable. Hay quien lo ha visto en sueños, con los ojos muy abiertos, riendo entre los cables, o gateando por el marco de una puerta. Le gusta el olor a pintura fresca, los ruidos del taller, y las cosas que nacen de la nada. No es un demonio. Es una advertencia con patas. Cuando aparece, lo que estaba oculto empieza a revelarse. Una mentira. Una decisión. Un cambio que no puedes evitar. No viene a hacer daño. Viene a recordarte que el mundo habla, y que hay quienes aún saben escuchar. Si alguna vez lo ves… no huyas. Mira bien. Porque algo está por pasar. Y él —pequeño, burlón, eterno— solo quiere que estés listo.

medidas: 19x17x11 cm